
La Casa Blanca confirmó que el presidente estadounidense, Donald Trump, está dispuesto a reunirse con sus pares de Rusia y Ucrania, Vladimir Putin y Volodimir Zelenski, respectivamente, con el objetivo de explorar una salida diplomática a la guerra que ya lleva más de tres años. La información fue difundida este miércoles por la vocera presidencial, Karoline Leavitt, tras una conversación telefónica en la que también participaron líderes europeos y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
El anuncio se produce luego de una sorpresiva visita del enviado especial de Trump, Steve Witkoff, a Moscú, donde mantuvo una reunión de tres horas con el propio Putin. Según el Kremlin, el encuentro fue “constructivo” y abordó tanto el conflicto en Ucrania como las perspectivas de una cooperación estratégica entre Washington y Moscú.

Trump celebró la iniciativa desde su red Truth Social, donde aseguró que “se lograron grandes avances” y que trabajará junto a sus aliados europeos para “poner fin a la guerra en los días y semanas venideros”.
Putin y Trump: ¿señales de distensión?
La reunión entre Putin y Witkoff en Moscú representó un primer gesto de apertura entre los dos gobiernos. El asesor de política exterior del Kremlin, Yuri Ushakov, destacó que ambos discutieron “con franqueza” la situación en Ucrania y “las condiciones para una desescalada”.

Aunque la Casa Blanca aún no ha fijado fecha para un posible encuentro tripartito, Trump afirmó que “es muy probable que haya una reunión muy pronto”, al tiempo que insistió en la necesidad de evitar una escalada mayor en la región.
Desde Kiev, Zelenski confirmó que habló con Trump después de la cumbre en Moscú y que en esa llamada también participaron representantes de Alemania, Finlandia y el Reino Unido. “Parece que Rusia ahora está más inclinada a acordar un alto el fuego”, expresó, aunque advirtió que “hay que ser cautelosos con los detalles”.
Ultimátum de Washington: posibles sanciones y aranceles
A pesar de los gestos diplomáticos, la Casa Blanca ratificó que este viernes vence el plazo dado por Trump para que Moscú avance hacia un acuerdo de paz. De lo contrario, entrarán en vigor nuevas sanciones económicas, incluidos aranceles a las importaciones de petróleo ruso, que podrían impactar directamente en socios estratégicos como China e India.
“Washington ha sido claro: si no cesan los ataques y muertes en Ucrania, habrá severos aranceles y restricciones económicas”, advirtió un funcionario estadounidense bajo condición de anonimato.
Trump también manifestó públicamente su descontento con los últimos ataques del Kremlin sobre zonas civiles, los cuales consideró contraproducentes para cualquier avance en las negociaciones. Según su entorno, el mandatario cree que la presión económica puede empujar a Moscú a la mesa de diálogo.
Por su parte, el presidente ucraniano fue prudente. Tras su conversación con Trump, Zelenski subrayó la importancia de mantener una posición común con los aliados europeos y exigió que cualquier posible acuerdo sea transparente. “Debemos asegurarnos de que Rusia no nos engañe ni a nosotros ni a Estados Unidos. Es fundamental establecer una postura clara y compartida”, dijo desde Kiev.
Ucrania insiste en que cualquier cese del fuego debe incluir garantías concretas sobre su soberanía e integridad territorial. Aún no está claro qué condiciones aceptaría Putin en un eventual acuerdo.

La guerra en Ucrania vuelve a ocupar el centro del tablero geopolítico con movimientos inesperados. Trump parece decidido a asumir un rol protagónico como negociador, en un momento clave en la agenda internacional. Con sanciones inminentes, presión económica y llamados al diálogo, el desenlace de este nuevo capítulo dependerá de cuánto estén dispuestos a ceder los actores en conflicto.
Mientras tanto, el mundo observa con cautela si el giro diplomático propuesto desde Washington puede convertirse en un camino real hacia la paz.