
En el millonario juego de la Fórmula 1, cada error cuesta caro. Y Alpine lo sabe bien. Después de cinco Grandes Premios —uno al cierre de 2024 y los cuatro primeros de esta temporada— la escudería francesa arrastra un inicio de año tan errático como costoso. Mientras Pierre Gasly salvó el honor con un séptimo puesto en Bahréin que le dio los únicos seis puntos al equipo, Jack Doohan, su compañero, no solo no sumó ni una unidad: ya le costó al equipo más de un millón y medio de dólares en daños.
La cifra no es menor si se considera que el techo presupuestario de los equipos ronda los 215 millones de dólares anuales. En una temporada donde cada centavo está cuidado con lupa por los preparativos del nuevo reglamento técnico de 2026 —que incluirá autos más chicos, combustibles sintéticos y otras novedades ecológicas—, malgastar recursos en reparaciones es casi un pecado capital. Y es ahí donde la figura de Franco Colapinto empieza a tallar fuerte.
Doohan, con apenas 22 años, desembarcó en 2025 con el objetivo de disputar al menos cinco carreras. Pero, lejos de consolidarse, firmó actuaciones tibias y plagadas de errores. En Japón destrozó su monoplaza por no cerrar el DRS, en China acumuló penalizaciones que le costaron cuatro puntos de la superlicencia, y su debut en Abu Dhabi lo dejó último en clasificación y a una vuelta del ganador. Todo esto en contraste con su compañero, Gasly, quien lo superó sistemáticamente en tiempos de clasificación y rendimiento en carrera.
El promedio indica que cada punto en la F1 vale cerca de 480 mil dólares. Alpine, con seis puntos en su haber, generó ingresos estimados en 2,8 millones por rendimiento, mientras que Doohan, en paralelo, ya le costó más de la mitad de ese monto sin aportar ningún resultado tangible. Bajo ese prisma, Colapinto no solo representa una opción deportiva: es también una jugada financiera.
Desde su rol como piloto reserva, el argentino no viaja a los Grandes Premios, pero trabaja en el simulador desde la sede de Enstone. Ya dejó buenas sensaciones en las pruebas TPC —donde fue más rápido que Paul Aron, el otro piloto de reserva— y su breve experiencia en 2024 con Williams, donde sumó puntos en su segunda carrera, elevó su perfil en el paddock.
El contrato de Doohan —que se rumorea tiene cláusulas de rendimiento atadas a los resultados de Gasly— debería ser evaluado tras Hungría, el 3 de agosto. Pero hay quienes, como Flavio Briatore, asesor clave de Alpine, ven en Colapinto una alternativa lista para debutar en cualquier momento. En un contexto donde el dinero manda, apostar por un piloto con mejores antecedentes y menos errores puede ser tanto una decisión deportiva como una medida de contención presupuestaria.
Alpine, uno de los equipos más golpeados por los vaivenes del mercado técnico, no se puede dar el lujo de seguir perdiendo. Menos con un piloto en pista que genera más costos que resultados. Colapinto, respaldado por patrocinadores privados que hoy sí pueden sostener una campaña de F1 —algo impensado hace una década para los pilotos argentinos—, aparece como una carta cada vez más lógica. ¿Será Miami, Imola o acaso Mónaco el escenario de su regreso? Difícil saberlo.