
Hubo tensión y vértigo. Deliberaciones de banqueros y largas cadenas de chats entre financistas. También versiones de todo tipo y un Wall Street inquieto con Argentina. El dólar saltó y el BCRA perdió US$ 379 millones. La cuestión se calentó temprano: duras declaraciones de Javier Milei contra el Congreso y el ministro Caputo diciendo que querían “voltear” al Presidente.
Fue un combo perfecto. Los “lobos” de Manhattan actuaron de inmediato: comenzaron a vender sin parar bonos argentinos. La cotización se desplomó y el riesgo país escaló. El billete operó en precios récord.
En la noche anterior ya se olfateaba un jueves “negro”. Primero el duro traspié en el Congreso y después la convulsión cambiaria. La señal crucial para los inversores fue una sola: la decisión del BCRA de defender el techo de la banda cambiaria provocó una sobrerreacción de los mercados porque consideran que Argentina no tiene suficientes billetes para defender el precio del dólar, y abonar sus próximos vencimientos externos.
Santiago Bausili tomó la decisiva resolución: intervino por primera vez para sostener el techo cambiario. Puso US$ 53 millones. Ayer, otra friolera.
Fue tras una larga y controvertida deliberación de los “Toto boys”. El equipo económico tiene el dinero del FMI. Pero tiene a la vez, por el propio acuerdo, un límite de intervención promedio diaria de divisas. Es un secreto de Estado. Los banqueros dicen que el tope de intervención promedio diario sería de US$ 150 millones.
Según esa regla, un día “Toto” puede volcar más billetes y otro debería compensar.
En el FMI hay cambios políticos fuertes: la salida del cuestionado Rodrigo Valdés y la entrada de Nigel Chalk.
Chalk ocupará la estratégica dirección del Hemisferio Occidental. Es un británico- irlandés con una larga trayectoria en el FMI. Tiene reputación de hábil negociador y responde al Tesoro de EE.UU. Asume con un compromiso: evitar que el acuerdo con Argentina se caiga y arrastre a todos los burócratas a la Biblioteca del FMI.
Pero debe hacer cumplir el acuerdo a “rajatabla”. Es muy estricto en una cuestión filosófica de Washington: que ninguna nación utilice el dinero del FMI para financiar una fuga de capitales.
Clarín anticipó que hasta las elecciones, el FMI será benévolo. Kristalina Georgieva le comunicó a Caputo que hará la “vista gorda” hasta octubre, para ayudar a un triunfo electoral de Milei. Un vocero del FMI dijo ayer: “Washington va a seguir apoyando.”
A cambio, el Gobierno deberá instrumentar dos medidas después de las elecciones. Primero, profundizar el ajuste fiscal, y liberar y dejar flotar el dólar.
Lo dicen los informes de Wall Street para sus clientes. Esos documentos sostienen que hay cinco cuestiones que provocan la turbulencia cambiaria.
Primero, el desgaste que tuvo la gobernabilidad de la Casa Rosada. Los “lobos” de Manhattan insisten con la ausencia de cintura política del Presidente. Milei tenía un caudal político que despilfarró maltratando a los aliados.
En la sesión del miércoles en Diputados ocurrieron cuestiones sugestivas: diputados de Alfredo Cornejo y Leandro Zdero –aliados electorales de Milei– votaron contra los vetos presidenciales. El colmo fue la mendocina Pamela Verasay. Martín Menem se ofuscó con Cornejo. El gobernador le respondió: “La votación está perdida. No voy a quemar a mi candidata”.
También se partió virtualmente el bloque del PRO. Silvana Lospennato encabezó la rebeldía y enfureció a Cristian Ritondo. El jefe de bancada estaba fatal. Lo sacó que Lospennato hablara y justificara su voto contra Milei. Ritondo le reprochó: “Callate, decís lo que querés”. Lospennato retrucó: “Vos no sos un patrón de estancia”.
El segundo punto que marca Wall Street son las furiosas internas que dañan la credibilidad de Milei. El “Pibe” Caputo tuvo un intenso diálogo a solas con Milei. Duró dos horas y ahí Santiago lo convenció del tono moderado del discurso del lunes. Pero eso no recompuso las cosas con Karina. Caputo la acusa de cometer groseros errores en el armado de las listas .
La “hermanísima” lo detesta y su equipo (los Menem) lanza duras versiones en su contra. Es cierto que el jefe de Diputados no acierta una. Se transformó en un coleccionista de fracasos.
Caputo quiere cambios de Gabinete. Karina se resiste y califica a las Fuerzas del Cielo de “impresentables”. Encima, ahora transcendió que existe una nueva tensión interna: la de “los Caputo.” El “sobrino” y el Tío .
El tercer factor es el referido a medidas erráticas de política económica. En especial, una decisión polémica: no haber acumulado reservas en el momento de vacas gordas. “Toto” estableció una quimera: que solo iban a adquirir dólares, si el billete cotizaba a $ 1.000.
Ahora ocurre también con el Presupuesto. Tiene parámetros discutibles: inflación del 10% y un dólar que ya suena a viejísimo. Incluso, contiene un dato que irritó a la Mesa de Enlace: un aumento en la recaudación de retenciones de US$ 1.200 millones.
El campo hizo discretas consultas al secretario de Hacienda. Guberman –el funcionario– los tranquilizó. Primero dijo que no iban a aumentar las retenciones y después se sinceró: admitió que había sido un dibujo contable para reforzar la recaudación .
El cuarto punto que ven en Wall Street se refiere a la escasa reacción oficial después de derrota electoral. Por último, en Manhattan hablan del “riesgo Kuka”. Dicen que los errores de Milei reflotaron al kirchnerismo y ahora la nacionalización de la elección reflotó a Kicillof. La situación en el kirchnerismo también arde. Cristina le hace a Kicillof lo mismo que le hacía a Alberto: no le dirige la palabra.
La crisis se habló en la UIA. Existe inquietud por el actual parate productivo desde junio. En sus encuentros hay críticas durísimas. También en reuniones privadas. En una de ellas, organizada por un poderoso banco, la charla comenzó con una exposición del Claudio Zuchovicki. El economista, defensor público de Milei, sorprendió a todos con su introducción antes de cuestionar la coyuntura actual.
Así lo dijo: “Antes que nada, perdón, perdón, perdón”.
Por Marcelo Bonelli
Fuente: Clarín