
La industria textil atraviesa uno de los momentos más delicados de la última década en el país, en un contexto donde la caída de la actividad empezó a profundizarse a lo largo de 2024. Si bien la construcción aparece como el sector más afectado por la paralización de la obra pública, el entramado textil quedó igualmente expuesto a un escenario adverso. La combinación de una demanda interna debilitada y la fuerte apertura de las importaciones, impulsada por el avance de plataformas como Temu y Shein en el sistema de compras puerta a puerta, configuró un panorama crítico para las empresas del rubro.
Según datos sectoriales, publicados por Ambito.com, la producción textil retrocedió 20% interanual en septiembre, mientras que los números oficiales de agosto anticipaban una situación alarmante, con seis de cada diez máquinas fuera de funcionamiento. La crisis se profundiza al observar la tendencia de los últimos dos años, en los que la actividad acumula retrocesos consecutivos pese a haber atravesado previamente un período de inversiones históricas. De hecho, la comparación con septiembre de 2023 refleja una contracción del 27,8%, de acuerdo con la Fundación Protejer.
La magnitud del deterioro también queda plasmada en la utilización de la capacidad instalada. En septiembre, este indicador se ubicó en apenas 42%, lo que implica una caída de 8 puntos porcentuales respecto de agosto de 2024 y de 17 puntos frente al mismo mes del año pasado. Con semejante retroceso, se produjo un impacto directo en el empleo y en la estructura productiva: en lo que va del año cerraron 427 firmas vinculadas al textil, indumentaria, cuero y calzado, lo que representa una reducción del 7% del sector. La pérdida de puestos de trabajo asciende a 14.000, equivalente a una merma del 12%, una de las más pronunciadas junto con la de la construcción.
No obstante, el consumo muestra algunas señales positivas, aunque directamente asociadas a la fuerte competencia externa. Datos del INDEC indican que las ventas reales en supermercados de prendas, calzado y textiles para el hogar crecieron 25,8% interanual en los primeros ocho meses del año. En los shoppings, las ventas de indumentaria y marroquinería avanzaron 2,3% frente al mismo período de 2024, pero retrocedieron 2% respecto de 2023.
Desde Protejer advierten que “gran parte de estas se están haciendo a precios por debajo de los costos, con rentabilidad negativa. A su vez, gran parte del consumo se orienta a productos importados”.
En cuanto a los precios, el rubro prendas de vestir y calzado aumentó 2,1% en septiembre y 24,4% en términos interanuales. Los productos textiles mayoristas subieron 3,1% en septiembre y 14,1% en el acumulado anual.
Las importaciones también escalaron: ingresaron 292 toneladas de productos textiles e indumentaria por un valor de U$S1.277 millones, lo que refleja un salto del 95% interanual en cantidades y del 59% en valores. Además, el país está adquiriendo mercadería a los precios promedio por kilo más bajos de los últimos diez años, lo que intensifica la presión sobre la industria local.
