
Despertarse una vez en la noche no es necesariamente un problema, si logra dormirse rápidamente, en 20 minutos o menos. Comienza a considerarse un problema de insomnio si se despierta y tiene mucha dificultad para volver a conciliar el sueño. Estos despertares frecuentes afectan la calidad de vida porque durante el día uno se siente cansado o con sueño.
La causa por la que hay periodos en los que nuestros ojos se abren exactamente a la misma hora en mitad de la noche tiene que ver con los ciclos de sueño. “Estos ciclos empiezan con un sueño ligero, seguido de un tiempo de sueño profundo para después dar comienzo la fase REM (cuando se produce una completa parálisis muscular, así como una alta actividad cerebral y, por ejemplo, soñamos)”, explica Celia García Malo, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN). La experta aclara que es mucho más fácil despertarse al final de un sueño REM, pues tras esta fase, se vuelve a pasar a otra de sueño ligero, siendo este entonces más inestable.
“Es verdad que estos ciclos son muy variables, dependiendo de la edad y de los hábitos de vida de la persona”, afirma García. Por ejemplo, si se consumen muchos líquidos antes de acostarse, la vejiga puede despertarnos a una hora constante.
También puede ser causa cualquier ruido, luz o cambio de temperatura ambiental que ocurra de forma regular a esa hora, como el inicio del tráfico, el encendido de la calefacción o el aire acondicionado.
Lo cierto es que este hábito puede ser síntoma de un problema en la higiene del sueño. “Aunque hagamos las transiciones normales de los ciclos, la mayor parte de las personas no tenemos despertares, no a menos que sea un despertar breve, como ir al baño”, resalta la experta de la SEN. Si la situación es recurrente es recomendable evaluar los hábitos con expertos, descartar causas médicas subyacentes y, si es necesario, sugerir un diario de sueño o un estudio más profundo.