
River Plate volvió a decepcionar. En una noche cargada de frustración y descontento, el equipo de Marcelo Gallardo cayó por 1-0 ante Sarmiento de Junín en el Monumental. Así, extendió su mal momento en el Clausura y complicó su panorama en la pelea por el ingreso a la próxima Copa Libertadores. El gol de Iván Morales, luego de un error de Franco Armani, selló un resultado que dejó heridas profundas y una sensación de desconcierto generalizado.
El “Millonario” acumula cuatro derrotas en el certamen local y cinco caídas en los últimos seis partidos, una racha impensada para un equipo acostumbrado a la competitividad y a los grandes escenarios. Pero esta vez, más que el resultado, lo que dolió fue la forma: un River sin ideas, sin reacción y con síntomas de un desgaste que se trasladó desde el césped a las tribunas.
El Monumental, que en los últimos años fue una fortaleza y una fiesta, se transformó en una olla a presión. El equipo fue despedido por una silbatina ensordecedora y varios jugadores recibieron insultos de los hinchas más cercanos al campo. La escena, tan poco habitual en los años de Gallardo, reflejó la magnitud del descontento.
Desde el arranque, el conjunto de Núñez se mostró apático y sin claridad. El “Verde”, con orden y determinación, aprovechó cada espacio. A los 29’, Morales abrió el marcador, luego de que Armani de rebote. Fue un golpe del que River no se repuso.
En el complemento, los intentos del local se diluyeron en la imprecisión y la ansiedad. Los cambios que introdujo Gallardo no surtieron efecto. La única alegría efímera llegó sobre el final, cuando Miguel Ángel Borja convirtió tras una buena jugada del juvenil Cristian Jaime, pero el tanto fue anulado por posición adelantada tras la revisión del VAR. El estadio explotó en un coro de silbidos y el clásico “jugadores, la con… de su madre” bajó con fuerza desde las tribunas.
Con esta derrota, River quedó quinto en la Zona B con 18 puntos y complicó su lugar en la tabla anual, donde se mantiene tercero con 49, posición que le permitiría acceder al repechaje de la Libertadores. Sin embargo, la amenaza de perder ese puesto es concreta: si Deportivo Riestra vence a Platense, lo superará.
Después del partido, Gallardo reconoció el bajón futbolístico, pero pidió calma: “Tuvimos momentos buenos en los últimos partidos, pero por diferentes motivos no los pudimos sostener. Por una equivocación, una expulsión o una distracción, terminamos pagando caro. Hoy nos faltó claridad y confianza para resolver mejor”.
El “Muñeco” también hizo autocrítica y asumió la responsabilidad por el presente del equipo. “Es un momento difícil. Nos duele porque no estamos encontrando el funcionamiento que queremos, pero esto se revierte con trabajo. No hay otro camino”, indicó.
El desafío será inmediato. River deberá viajar a Córdoba para enfrentar a Talleres el sábado, en un partido que puede marcar el rumbo de su cierre de temporada. La necesidad de una reacción es urgente, tanto por los resultados como por el estado anímico de un plantel que parece haber perdido la brújula.
El Monumental, testigo de tantas noches gloriosas, fue esta vez el escenario de una crisis de identidad. Los hinchas, acostumbrados a la exigencia del éxito, despidieron al equipo entre reproches y decepción.
River, golpeado y confundido, tiene ante sí el desafío de reencontrarse consigo mismo. Gallardo, que supo liderar procesos en los momentos más complejos, buscará una vez más encender la chispa de la rebeldía. Porque si algo enseñó su ciclo, es que las caídas no son el final, sino el punto de partida para volver a levantarse.
Fuente: La Gaceta