Brasil atrapa a personas del mundo entero por su clima y sus playas. De hecho, lo que más conviene en algunos sitios es evitar el verano por el excesivo calor. Pero ahora, vive un fenómeno climático inesperado. Despide el invierno con temperaturas de más de 30 grados y que llegan en algunos sitios del norte y nordeste a los 45° Celsius. Sí, en el final del invierno.
Estas elevadísimas temperaturas para esta época del año no son habituales – solo como alguna excepción en el último siglo, pero este fenómeno, para las autoridades de verificar el clima y la meteorología del país son otra evidencia del cambio climático.
Pasar del verano al verano, sin estaciones intermedias
Esta situación afecta a todo el norte del Brasil, al Nordeste también, pero la gravedad es que si se mira el mapa, solo la parte más cercana al Uruguay y la Argentina, el estado de Río Grande do Sul. Aunque esa zona del vecino país todavía está recuperándose de las peores lluvias e inundaciones de que se tena registro. En algunos lugares los ríos subieron 30 metros por encima de su nivel.
Esta vez, es el calor extremo lo que castiga al país más grande de Sudamérica. Tiene una superficie de 8,51 millones de km2, casi tres veces la extensión de la Argentina. Es por eso que el gigante sudamericano puede exhibir durante todo el año, una variedad de opciones para disfrutar a los turistas de todo el mundo ( Frío en el sur en invierno y mucho calor en el norte y nordeste en verano).
Pero ahora la situación es tan uniforme como preocupante. A solo 3 días del final del invierno, el mapa de Brasil aparece para los meteorólogos y expertos en el clima todo rojo, solo cambian los matices que lo llevan hasta un tono casi negro por lo intenso de la temperatura y lo peligroso para la población.
Ninguna zona se libró de este calor extremo para las temperaturas medias de invierno, pero en las áreas superpobladas el fenómeno es más inquietante.
San Pablo, con picos de 32 grados (en invierno)
La ciudad es el motor económico del Brasil. concentra solo en el radio urbano a más de 12 millones de habitantes y 22 millones con toda el área metropolitana. Una buena parte de ella son villas de emergencia o zonas pobres en las que no llega el agua potable. Allí se presentaron las mayores emergencias para los grupos que tuvieron que salir a llevar agua y todo tipo de alivio para las personas.
Muchos, deshidratados fueron llevados de emergencia a los centros sanitarios y hospitales. Es por eso que tanto en el Estado como en la ciudad ( comparten el nombre de San Pablo) ya comenzaron a hacer diagramas especiales en atención de lo que pueda suceder en el verano si en esta parte del mundo se replica,por ejemplo, las oleadas de calor inédito en Europa. En el viejo continente se superaron todos los récords históricos: junio fue el más caluroso del que se tenga memoria, pero julio fue más cálido y agosto, todavía más caluroso que julio.
Ya están en alerta para lo que pueda suceder en diciembre, enero, febrero y parte de marzo.
Un calor nunca visto
Para MetSul,(Servicio Meteorológico del sur del país) el mapa se ve todo bajo el color rojo. Las cinco regiones de Brasil se verán afectadas por este fenómeno. Incluso ya en septiembre se baten récords de temperaturas propios del mes de enero y previenen a la población de que aún no llegó el pico de registros impropios del fin del invierno.
La combinación de una masa de aire caliente persistente, con lluvias puede ser muy riesgoso para las ciudades y la población.
Zonas y ciudades como Paraná, Mato Grosso do Sul, São Paulo, Mato Grosso, Río de Janeiro, Minas Gerais, Goiás, Distrito Federa (Brasilia), Rondonia, Amazonas y Bahía tendrán que resistir a temperaturas de 40 grados en el inicio de la primavera.
Por lo tanto, no sería de sorprender que en el habitualmente tropical norte y nordeste la temperatura se «instale» en registros de 45° Celsius.
Todos estos datos – con los pronósticos que se desprenden – preocupan por las condiciones para la población. Brasil más de 214 millones de habitantes. Si esta ola de calor extrema no solo despide al invierno, sino que se instala en la región, entonces se avecina uno de los peores veranos desde el punto de vista climático.
Esta calor invernal (e infernal) ya marca los datos más altos en los últimos 60 años para los supuestos «meses fríos» del año para Brasil. El alerta ya comenzó y las señales del cambio climáticos son más que preocupantes.